sábado, 6 de mayo de 2017

Izamal: un paraíso color amarillo

Aproximadamente a 45 minutos al oeste de la muy blanca y leal ciudad de Mérida se encuentra un pequeño poblado que guarda cientos de años de historia entre sus calles: Izamal.


Vista del Convento de San Antonio desde la Plaza Principal




Portones con encanto
El pueblo mágico de Izamal, el primer pueblo mágico de México, destaca por el Convento de San Antonio el cual tiene el segundo atrio cerrado más grande del mundo después del Vaticano. Nada más llegar, el imponente Convento se alza desafiando al cielo azul para invitar a los viajeros a visitarlo. Aunque lo que más me gustó fue la harmonía entre el cielo azul y sus construcciones todas pintadas de amarillo! Salimos de Mérida en autobus a las 7:30 y dos horas después llegamos a este paraíso de calles tranquilas, gente amable y comida deliciosa. La primera parada fue tomar café a la esquina de la 28 con la 31 el Calvary Café. El café bueno, el agua fresca también y lo mejor la amabilidad de los dueños. Al fondo cuentan con un patio para relajarse mientras se toma uno su café y disfruta de los muebles en maderas duras que ellos mismos diseñan y venden!

Formalmente tras el café el día daba inicio y caminamos sobre la 31 con el Parque Itzamná a la derecha y el Convento a la izquierda. Decidimos subir al convento para admirarlo, recorrer su patio, su corredor con arcos antes de visitar la Iglesia. El atrio es imponente y basta con las imágenes que a continuación comparto. El interior de la Iglesia es muy similar a todas las del sureste muy sobria en su decoración y con muros muy gruesos, refugio ideal ante el calor.En el atrio del Convento hay una estatua de Juan Pablo II quien visitó Izamal  en uno de sus viajes a México y al interior del camarín de la virgen está la silla tallada en madera en donde el estuvo sentado.










Tras recorrer, fotografiar y disfrutar del Convento bajamos pero ahora por la entrada principal que da al Parque 5 de Mayo o Parque Principal. Como era sábado en el parque había puestos con artesanías de la región (hipiles, bordados, hamacas, guayaberas, etc) Obviamente no me resistí a los precios y me compre 2 guayaberas clásicas de manga corta 4 bolsas (como las que usaba mi abuelo José) Valga decir que de muy buena calidad y precios que no encuentra uno en Mérida porque el vendedor nos comentó que en un pueblo a 10 minutos llamado Kimbilá está la fábrica.








En una de las esquinas de la Plaza está un Hotel muy bonito, San Miguel Arcángel, que promete ser la sede de aventuras de la próxima escapada de un fin de semana. La fachada es de principios de siglo XX y a su lazo izquierdo una tienda de artesanías llamada Hecho a Mano con una muy buena y fina selección de piezas de distintos sitios del país. Luego caminamos por los arcos del Palacio Municipal, tomamos fotos y nos dirigimos al otro extremo de la plaza para entrar al Centro Cultural y Artesanal Izamal. Este Centro cuenta con un Museo de Arte Popular, un café y una tienda de artesanías, llamada Taller Maya, con artesanías de la península como hamacas, ropa y servilletas bordadas, artículos fabricados con henequén o fibra de jipi.  El museo y la tienda son de Fomento Cultural Banamex y si son amantes del arte popular mexicano es obligada esta parada. Al interior del museo hay barro canelo y bruñido de Tlaquepaque, piñas vidriadas de Michoacán, bordados de Campeche, Yucatán y Veracruz, árboles de la vida de Metepec, rebozos de Tenancingo y Anganhuan, hipiles chiapanecos, oaxaqueños y yucatecos, y un largo etcétera. 









Tras visitar el museo y la tienda nos regalaron un mapa con toda la información del pueblo, historia, lugares de interés, compra de arte popular y sitios para comer. En el mismo lugar rentamos unas bicicletas y entonces sí nos fuimos a recorrer el pueblo de extremo a extremo con el propósito de conocer a artesanos que viven en ese lugar. Nuestro recorrido en bicicleta duró 2 horas y fue suficiente para recorrer todo el pueblo y conocer a los artesanos que habitan el pueblo. 






La visita más emblemática fue la que le hicimos a Maria Ligia Canché Pech, artesana yucateca que se especializa en el bordado a máquina de blusas, hipiles, servilletas y diversas prendas desde modelos tradicionales a diseños más modernos. Nos recibió con una sonrisa y una plática muy amena sobre su pasión por el trabajo. Nos comentó que aunque sus hijos le piden que ya deje de trabajar ella no puede dejar sin sustento a las trabajadoras de su taller además de que ama estar en la máquina de coser. Maria estará rondando los 70 años, menudita, risueña y sobre todo es una mujer muy trabajadora. Nos mostró su trabajo, nos platicó su historia y hasta anécdotas de cuando Juan Gabriel la fue a visitar a su taller (una foto enmarcada en lo alto de su pared daba fe de esa visita.






El calor y el ejercicio fueron pretexto para ir a comer. Izamal no es la excepción y fuimos a comer a un lugar delicioso llamado Kinich. Sopa de lima, panuchos de cochinita pibil y relleno negro y queso relleno acompañados de cerveza artesanal Ceiba dorada y de postre flan napolitano. Sobra decir que si visitan Izamal es obligado venir a comer a este lugar. El servicio es bueno, el ambiente acogedor y la comida exquisita como todos los manjares del sureste. No me voy a extender sobre este punto ya que habrá una publicación sobre la gastronomía pero para mi gusto la gastronomía del sureste (Campeche y Yucatán) sí es cosa de los dioses.



Izamal es también llamada la ciudad de las 3 culturas y ello es porque conviven restos de las épocas prehispánicas, coloniales y contemporáneas. Si el Convento de San Antonio es el vestigio de la época colonial, hay en Izamal algunas pirámides de la época anterior a los españoles. Solamente visitamos los restos de una pero con ella bastaba. La pirámide de Knich-Kakmó es enorme y su base es solamente menor a las del Sol en Teotihuacán y la de Cholula en Puebla. De altura mide 35 metros y desde su cúspide se domina todo el pueblo. Con esa vista y echando a volar la imaginación no es difícil pensar lo importante que era el pueblo desde antes de la llegada de los españoles y porqué se eligió ese lugar para tan majestuoso convento. Con esa sensación de inmensidad y alegría descendimos la pirámide y dimos una caminata por el pueblo para tomar fotografías de sus fachadas, portales y ventanas con la promesa de volver en un futuro cercano.Para reposar la comida dimos una caminata por el pueblo para tomar fotografías de sus fachadas, portales y ventanas con la promesa de volver en un futuro cercano.






Viaje al Totonacapan 3: La cerámica



STAKU - Grupo de Alfareras de EL TAJÍN



Imagen Institucional de las Alfareras
de El Tajín. Tomada de su página web.

Uno de los pretextos para nuestro viaje al totonacapan fue artesanal. En totonaco el término STAKU significa estrella. El sábado conocimos a Juanita en su taller de cerámica en la localidad del Chote en Papantla y nos platicó acerca de la aventura que emprendieron hace más de 10 años ella y otras compañeras en una nueva técnica de cerámica para ellas, el barro bruñido, inspirada en las piezas totonacas de El Tajín.   

Ellas son un grupo de alfareras que trabajan el barro desde hace muchos años. De este trabajo se llegan a beneficiar 12 familias y en periodos de producción intensiva son hasta 50 personas trabajando el oficio. Sin embargo,  hace 10 años, la empresa Tenaris-Tamsa, por medio del grupo de Responsabilidad Social, y la Escuela Mexicana de Cerámica de la mano del ceramista Gordon Ross les propusieron el proyecto de rescatar la cerámica prehispánica de la zona de El Tajín. Así, estas mujeres se dispusieron a aprender una nueva técnica, el barro bruñido de baja temperatura y ser capaces de ser auto sustentables con productos de alta calidad. 

El taller de las Alfareras de El Tajín

Piezas de Barro ya moldeadas esperando su turno para ir al horno

Otra vista del Taller

La platica con Juanita comenzó de forma tímida pero al notar el entusiasmo de nuestra parte el ambiente se relajó un poco. Le preguntamos sobre sus orígenes, lo que ha significado este trabajo para ellas, de donde vienen sus ideas y la motivación para seguir. Poco a poco ella empezó a sacar piezas y mostrar todo el trabajo mientras nos contaba su historia . Al mismo tiempo yo iba eligiendo las favoritas para regresar a México y nos regaló también piezas! Al final, una vez concluida la venta y durante el trabajo de empacada nos obsequió licor de vainilla y nos agradeció el haber hecho la visita, la compra y la difusión de su trabajo! 



Piezas dentro del horno

Mucho trabajo por entregar









El barro  lo obtienen de los cerros cercanos a Papantla y es de color anaranjado. Luego lo ciernen muy bien y lo mezclan con agua. Posteriormente lo amasan y dejan reposar en bolsas de plástico. Si está muy secó añaden algo más de agua para trabajarlo.  Así pueden tener almacenado barro para trabajar y evitar hacer preparaciones todo el tiempo. Los engobes los consiguen en México DF y son colores inspirados en la cerámica prehispánica:  gris, blanco, verde, rojo, café y azul. Tienen vasijas, jarrones, jarras de agua, macetas, bomboneras, vainilleras, cajetes, platones y lo más peculiar es la forma de sus patas: trípode. Su inspiración: el museo del sitio en el Tajín. 


El barro ya trabajado antes de ser moldeado
Piezas bruñidas antes de entrar en horno

Cuarzos para bruñir el barro


Con la ayuda de moldes y una torneta dan forma a sus piezas, las pintan y luego viene el bruñido. La acción de bruñir una pieza consiste en frotarla para sacarle brillo antes de la cocción. Ellas se ayudan de cuarzos y piedras de río para el bruñido, éstas tienen que tener una cara muy lisa para evitar imperfecciones y lograr una superficie tersa . Una vez bruñidas las piezas de cuecen en un horno de cerámica y listo! Si solamente una persona hiciera el trabajo tardaría alrededor de 3 días en todo el proceso.


El jarrón gris oscuro ya forma parte de la
colección personal y fue elaborado por STAKU

Detalles y colores del pasado

Vasijas con trazos simples y ejecución extraordinaria

Gran variedad de objetos utilitarios y decorativos

Así han transitado innovando en técnicas y diversificando su trabajo. Lo mismo trabajan con cerámica de alta temperatura de productos utilitarios que fabrican réplicas de la Pirámide de los nichos que venden a los puestos de artesanías de El Tajín. Este viaje por el rescate de la cerámica las llevó en 2013 a visitar el Vaticano y llevar un nacimiento con figuras tamaño real en la misma técnica. Sin duda un grupo de mujeres luchadoras que con su trabajo y entusiasmo han logrado importantes reconocimientos. Comparto con ustedes los datos de Juanita Hernández Ramírez, El Chote Papantla celular 045 784 115 7588. Llamen antes de ir a visitarla o sigan la página de Cerámica El Tajín en Facebook. También son invitadas a ferias de artesanías en distintos estados de la república. Página de internet www.alfarerasdeeltajin.com.mx