martes, 11 de abril de 2017

Viaje al Totonacapan 2: La vainilla


Un paseo por los sabores de Papantla: la vainilla
México, sería más correcto decir Mesoamérica, le dio al mundo regalos de gran valor. Sin esos regalos sería muy difícil entender una parte de la cultura de Occidente hoy en día: la gastronómica. ¿Qué sería de la gastronomía sin el tomate, la calabaza, el frijol, el cacao y la vainilla? por poner algunos ejemplos. En esta reseña hablaré de la vainilla que ya desde tiempos prehispánicos era el tributo que el pueblo totonaca pagaba a los aztecas. Originaria de la región norte de Veracruz y Puebla, la vainilla es el fruto de una orquídea del género de las trepadoras: la planifolia. La única orquídea en el mundo que da un fruto y puede ser disfrutado por el hombre. La orquídea es una planta trepadora endémica de la región totonaca que crece cobijada por grandes árboles, una planta noble que da un fruto en forma de vaina verde que al secarse perfuma el aire y que ha sido sustento de esta área desde la era pre colombina.



Un lugar de descanso. Xanath Reserva Natural



Flor de la orquídea de la
especie planifolia


Xanath significa flor en totonaco y el nombre de la Reserva Natural a la que nos llevó este paseo. Esta reserva natural tiene aproximadamente 400 hectáreas en las que no hay energía eléctrica y es posible disfrutar de la naturaleza y el ecosistema. Zapotes, naranjos, plátanos, conviven con Cedros, Caobas, Pinos y otros árboles al tiempo que Papanes, Loros y distintas aves surcan los cielos. Una zona en la cual durante la primavera las mañanas se cubren de niebla dejando la humedad propicia para el crecimiento de la vainilla para luego subir hasta los 40°C.


 


Agua fresca de cántaro como bienvenida
Ahí conocimos a José Luis, dueño de 20 Ha y todo un personaje. Nos recibió con agua de manantial servida en guajes refrescantes y mientras veíamos fotos antiguas de Papantla y el esplendor de la vainilla el se fue a cambiar de ropa. Regresó vestido de totonaco, con sus pantalones -tatano- y camisa blanca -solapa-, su sombrero y un pañuelo bordado anudado al cuello -depende como está colocado es el estado civil-. José Luis es un hombre blanco, oriundo de Papantla pero enamorado de la cultura ancestral de México.




Beneficiando la vainilla. Secado al sol 
para madurar el fruto y obtener sus aceites


Secándose al sol

Él nos contó que trabajó con totonacas toda su vida. La introducción a su concepción de la vainilla estuvo salpicada de las reflexiones de vida, cómo el mismo las llama, el pasado glorioso de Mesoamérica, las referencias al calendario azteca, la vainilla como tributo, el hombre como recolector, y sus conclusiones sobre porqué los indios andan descalzos y porque los visten de blanco y manta durante la evangelización. Lo más relevante del trabajo de José Luis es que no cultiva la vainilla sino que el deja que la naturaleza, los insectos, hagan su trabajo, y él recolecta y beneficia el fruto.

Más imágenes del beneficio de la vainilla. El aroma en el aire simplemente delicioso.
 





La planta en su hábitat
Llegamos a la reserva a la 1pm y el recorrido por su terreno inició formalmente cuando nos enseño como es el beneficio de la vainilla. Una vez cortada, la vainilla se debe de secar al rayo del sol aproximadamente una temperatura de 40 grados. Las vainas que estaba beneficiando tenían 2 semanas de haber sido cortadas y las tenía sobre un petate. El aroma era delicioso. Nos explicó que la flor solamente abre durante la mañana y duran unas pocas horas y que la época de floración es la primavera cuando se dan la humedad y temperatura necesarias para sus brotes. Si no hubo éxito de fecundación no habrá fruto. Mientras recogía las vainas y las guardaba nos seguía platicando de su vida y sus 20 años trabajando con el fruto. El recorrido que dimos por la finca fue pequeño. Empezamos a subir la cuesta y adentrarnos en el terreno que estaba lleno árboles, palmas, frutales y en la mayoría trepadas nuestra amiga estrella del paseo: la vainilla.






Más adelante llegamos a un solar en donde José Luis acondicionó un área para divulgar la cultura totonaca en su conjunto. Hay una réplica de una Casa Totonaca, un temazcal y una zona con ollas de barro con abejas meliponas.  Durante la caminata vimos plantas de vainilla por doquier y nos platicaba las características. En donde tiene el temazcal adelante tiene dos orquídeas diferentes: la  planifolia y  la ponpona. La primera es la que todos conocemos por su fruto y tiene una flor pequeña y blanca; la segunda da también vainilla pero a menor escala, es más gorda la vaina y su flor es algo más grande y de color amarillo. Nos comentó que la ponpona no se cultiva debido a que no da tantos frutos como la planifolia. También es posible ver árboles con una corteza roja en muda de piel continua porque no toleran a las trepadoras: las chacas! Bonita forma de convivir en un mismo paisaje.

 La Casa Totonaca 






  
Una vez que nos hubo contado de como llegaron los europeos a Papantla, cómo se distribuyeron el beneficio de la vainilla con los indígenas, la exportación al mundo que se hizo durante el Porfiriato por los franceses y el esplendor del pueblo en la primera mitad del siglo XX; nos relató el proceso de fecundación de la flor ya fuese por el medio silvestre, a través de un insecto pequeño, gordito y con tonos fosforescentes, o la fecundación del hombre con una pequeña varita que tiene la misma función. Toda la plática estuvo salpicada por diversos chistes, anécdotas de los más de 20 años que José Luis ha dedicado a estas tierras y a su pasión por la divulgación y conocimiento de la vainilla. Por lo que mi reseña no será tan exhaustiva para que si la leen y les llama la atención se animen a visitarlo y conocer de viva voz su historia.




Cuando se terminó el relato de cómo nace la flor, cómo crece, se reproduce, recolecta y beneficia el fruto emprendimos una caminata por la reserva para observar más plantas, escuchar a los pájaros y recibir la invitación para ir al día siguiente al amanecer para ir al vainillar y ver las flores abiertas! Una vez terminado el recorrido por el bosque, la plática y el calor de más de 35°C venía el merecido descanso. Fuimos invitados a degustar un licor de vainilla casero totalmente: aguardiente de caña macerado en vainilla durante un mes y listo. Algo delicioso para lo cual me traje vainilla y ya está en proceso de maceración en mi cocina! Tras el licor y la promesa de volver muy temprano al día siguiente nos despedimos de José Luis para seguir con el itinerario.


Día 2 Visita al vainillar

Sin importar que fuera domingo y con cambio de horario nos levantamos a las 6:30 de la mañana (1 hora menos de sueño!!!!!!) para regresar y aprender más de la vainilla. Salimos del hotel, hicimos una parada en el Café Catedral para tomarnos un cafelito con pan de dulce y listos!!!!!! El día amaneció con mucha niebla y eso era amenaza de un calor arriba de los 40°C el clima ideal para la floración. Un poco antes de las 7:30 ya nos estaba esperando José Luis y sus 4 perros para seguir con la plática que dejamos pendiente el día anterior. Ahora fuimos camino abajo hacia el vainillar. El predio de la entrada tiene muchos árboles frutales y de especies - zapotes, naranjos, cocotales, pimientas, canelas y árboles de maderas preciosas como cedros y caobas.  A la entrada también hay cabañas en donde es posible acampar y vivir la experiencia completa. Un grupo de viajeros ya estaba preparando café y asando elotes! Uno de ellos, un francés, vino a nuestro encuentro y tras una invitación a tomar café con ellos al terminar nos dirigimos hacia el cultivo.  José Luis llevaba unos plátanos pequeños y morados que había recolectado y nos invitó uno de ellos. tenían un regusto amargo pero estaban muy ricos!


Caminar hacia el cultivo fue meterse en el bosque de lleno. No se trata de un cultivo tecnificado sino que hay infinidad de orquídeas conviviendo en el bosque y todo es totalmente orgánico, libre de insecticidas y dejando que la naturaleza haga su trabajo. José Luis nos reiteró que su motivación principal es la de divulgación del proceso, el contacto con la naturaleza y dejar fuera al mercado y sus leyes que sólo afectan a la naturaleza y la gente de los pueblos. Poco a poco a medida que caminábamos, tuvimos la suerte de ver flores abiertas y disfrutar del hermoso paisaje mientras escuchábamos el trinar de las aves. Solamente en un par de ocasiones un perfume de vainilla nos distrajo y observamos como había alguna que otra vaina que no se había cultivado y estaban abiertas! La sensación de caminar por el bosque con el rocío de la mañana y ese perfume a vainilla valió la des madrugada que teníamos. Aproximadamente caminamos una hora cuando volvimos a la civilización y ya en la palapa y el área de cabañas conocimos a los que acampaban. Dos matrimonios que vivían en Xalapa y se dedicaban al estudio de las abejas y su divulgación. Nos invitaron un café de olla con canela y un elote asado. El francés no dejó de hablar maravillas de México, lugar en el que ya lleva viviendo 15 años, y nos dijo que había un mundo increíble afuera del DF para establecerse y cambiar de vida!













Tras un desayuno frugal y una plática amena tocaba seguir nuestro paseo hacia El Tajín no sin la promesa de regresar un fin de semana para acampar y desconectar del estrés citadino. Los datos de la Reserva Xanath los encuentran en https://ecoparkxanath.jimdo.com




















miércoles, 5 de abril de 2017

Viaje al Tonocapan 1 : Papantla

Escapada al Pueblo Mágico de Papantla.
 
 
Los voladores de Papantla y la
Parroquia de la Asunción
El primer fin de semana del mes de abril, so pretexto de conocer a una organización de alfareras nos fuimos a Papantla. Papantla es una palabra de origen náhuatl que significa tierra de papanes, unos pájaros de pecho amarillo y cola roja. Ubicada en el norte del estado de Veracruz, esta ciudad que ostenta el título de Pueblo Mágico es mundialmente famosa en el mundo por uno de sus cultivos: la vainilla.  Así que vainilla + cerámica + pueblo mágico prometían ser una muy buena combinación y augurio de un gran viaje!!!!!
 
 
El parque principal
 
El viaje comenzó a las 7am. saliendo de la Central del Norte hacia nuestro destino. Gracias a la nueva carretera el Corredor México - Tuxpan, el norte del estado de Veracruz es mucho más accesible desde la ciudad. Porqué hablar de la carretera? Una vez que se deja atrás Tulancingo, nos adentramos en el bosque mixto y de niebla y los paisajes son asombrosos. Las vistas, los puentes que tiene la carretera, cascadas, pinos, helechos, lagos, en fin; si disfrutan de un viaje en carretera el camino es increíble.
 
La Parroquia de la Asunción se erige alta sobre el pueblo
 
 
Detalle de la cúpula de la
Parroquia de la Asunción
Llegando a Papantla moríamos de hambre así que antes inclusive de ir al hotel a dejar nuestras cosas hicimos una parada técnica en el Mercado Municipal Miguel Hidalgo donde está la fuente!  El mercado hace esquina con la plaza principal del pueblo. Y en el costado del mercado asoma una construcción porfiriana de inspiración francesa muy bonita. Ahí se reúnen una docena de mujeres con canastas llenas de antojitos sabrosos: tamales y molotes! Los tamales son una delicia y se cuecen aparte en esta región! De frijol, de picadillo, de anís, de elote con piloncillo, de aguadito (son tamales aguados con una salsa mmmm) y para tomar un moradito. El moradito es un atole de maíz azul con piloncillo y se toma frío. 

Ya con las energías a tope emprendimos camino al hotel e hicimos nuestra primera parada: café y pan dulce!!!!!! No se puede decir que fuiste al pueblo si no comiste pan dulce! El elegido fue el Café Catedral ubicado justo atrás de la Parroquia de la Asunción.  El surtido variado:  ralladas, niños, diablos, cocoles, kekis, etc la variedad de  nombres que tienen los panes en Veracruz es asombrosa y además muy divertidos!!! Yo me comí una rallada que es una concha chiquita de vainilla con un café de olla. El dueño de la panadería es un señor mayor que creció entre panes y se ha dedicado a eso toda su vida. Un señor tranquilo y con muchas ganas de platicarnos su historia y la historia del pan que elaboran desde temprano!
 
Homenaje a la cultura totonaca- Teodoro Cano


Vista desde el quiosco central a una de las casonas del centro
 
Luego de haber disfrutado de una taza de café veracruzano hicimos el primer recorrido en el centro del pueblo. Visitamos la Parroquia de la Asunción que está en alto con relación al Parque Principal. La Parroquia es muy sencilla, amplia , con una torre y está pintada de amarillo con blanco. La cúpula esta vestida con azulejos y en el atrio de la iglesia un palo para el rito de los voladores.  Al interior de la iglesia destaca el trabajo en talla en madera y el detalle que nos llamó más la atención fue una cenefa tallada en madera con la orquídea de la vainilla.

               
 
Detalles de las casas y edificios en el centro. La bonanza de la vainilla y el
Porfiriato son visibles
 
 
 
Homenaje a la cultura totonaca - Teodoro Cano
Un paseo por el centro histórico del pueblo incluye caminar por la plaza principal que está enmarcada por un imponente mural concreto dedicado a la Cultura Totonaca. El mural fue realizado por el artista papanteco Teodoro Cano. Todo el pueblo tiene intervenciones realizadas por él y son asombrosas!!!!!  Además el centro está rodeado de construcciones coloniales y de la época porfirista que nos invitan a pensar en aquella época de esplendor que conoció el pueblo gracias a la vainilla. Tras el recorrido por el parque y una caminata por el primer cuadro del pueblo el toque de la flauta nos anunciaba una representación de los voladores! Este bello ritual que ahora es una representación para el turismo en su tiempo significó un ritual sagrado para el pueblo totonaca. Vestidos como pájaros y acomodados en dirección de los 4 puntos cardinales, la música y el rito .....
 


El Mercado Municipal Benito Juárez frente a la
Parroquia de la Asunción con un mural del maestro Cano
Tras observar y disfrutar el rito de los voladores nuestra siguiente parada nos esperaba: la visita a la reserva ecológica Xanath para conocer el proceso de la vainilla y nuestra visita al taller de las Alfareras del Tajín. Ambos paseos están reseñados de manera independiente en las siguientes dos entregas!

                

No importa el calor, Papantla tiene detalles que sorprenden al viajero.
 
Los deliciosos tamales ya se habían evaporado cuando a las 4:30 de la tarde regresamos de nuestro recorrido por el mundo de la vainilla y la inspiración que El Tajín significó para las artesanas de la región. Siguiendo la recomendación de una amiga visitamos el Restaurante Nakú, que en totonaca significa corazón. Nos instalamos dentro de la Palapa principal, con música en vivo de fondo y un lorito que no paraba de cantar, reír, maullar como gato y decirnos hola! Para abrir boca probamos la cerveza artesanal de la región de la marca Totonaca: Una Pale Ale con notas cítricas y una stout de vainilla, y de entrada un par de tamalitos de anís y elote con piloncillo en lo que revisábamos el menú. La cocina del lugar está inspirada en la cocina totonaca y la elección de platillos no fue sencilla ya que todo se leía buenísimo. Al final escogimos la costillas Nakú y el pollo en salsa de pulque a la vainilla con enchiladas de pepita! Y por si fuera poco, de postre tuvimos que hacer un pequeño sacrificio y comernos un delicioso helado de vainilla.  Sobra decir que el ágape estuvo a la altura de cualquier buen restaurante de la Ciudad de México y es una parada obligada a cualquiera que visita Papantla. El restaurante está algo retirado del centro así que si no tienen ganas de caminar mucho tomen un taxi.
 

Terminamos de comer alrededor de las 7 de la noche, nos regresamos caminando al centro y tras un largo día optamos por tomar el fresco en el parque principal y comprar vainilla en vaina. Nos comentaron que está muy cara últimamente porqué la gente ya no la quiere cultivar. Para que se den una idea el kilo está aproximadamente a 5,000 pesos! Después de nuestra compra de vainilla, regresamos al hotel para dormirnos temprano pues al día siguiente había cambio de horario y debíamos estar en la Reserva para ir al vainillar a las 7:30 de la mañana.
 
 
Domingo
 

Vista trasera de la Pirámide de los Nichos
 
 
 
Nos levantamos tempranito para ir a visitar el cultivo de la vainilla (ver próxima reseña) y tras haber tomado café y con la promesa de volver de acampada nos esperaba la siguiente parada de nuestro viaje: El Tajín.
 
Llegamos al Tajín a las 9:30 de la mañana y gracias a la niebla que nos acompañó durante la mayor parte de nuestro recorrido por la zona arqueológica evitamos morir rostizados pues ese día la temperatura alcanzó los 42°C. 






El recorrido por el sitio arqueológico nos tomó aproximadamente 2 horas ya que lo caminamos con calma, nos dio tiempo de tomar fotografías espectaculares y hasta de comernos un tamal de frijol. El Tajín fue el centro más importante de los totonacas y tuvo un horizonte temporal mayor al de Teotihuacán ya que se extendió hasta la época pos clásica siendo abandonado aproximadamente en el año 1300. El sitio es muy grande y el trabajo del INAH es notable y sobresale por la cantidad de juegos de pelota que en el existen. Voy a ahorrarme las explicaciones arqueológicas y compartir unas fotografías tomadas durante la mañana para que se maravillen de esta ciudad mesoamericana.
 
 

 
La Greca

Vista lateral de la pirámide de los nichos

Detalle de un grabado en uno de los juegos de pelota
 
 
 
 
 
 
Vista frontal de la pirámide de los nichos.
 
Disfrutando el paseo!
 
 
 
 
 
 



En el horizonte una pequeña palapa nos llamó la atención.
Al llegar al fondo en donde está la construcción conocida como La Greca divisamos en el horizonte una pequeña sombrilla y dos mujeres con ollas. Nos acercamos para ver de que se trataba cuando dimos con Doña Josefina. Doña Jose es una mujer totonaca que ha vivido en esas tierras desde niña. Nos platicó que sus abuelos eran los dueños de las tierras donde ahora se erige la Greca. Nos invitó a probar sus tamales y cual fue la sorpresa cuando probamos los pulacles! Los pulacles son tamales de maíz en hoja de plátano rellenos de frijol con ajonjolí, pepita, hoja de aguacate, chiltepil, cilantro y chayote! Una delicia!!!!!
 

Doña Josefa, mujer totonaca con una sazón única muy sonriente
 nos permitió tomarle una fotografía
 
Detalle del interior de un pulacle. Sabor exquisito

El sol no perdonó y finalmente tras la tregua otorgada a los viajeros a las 11:30 asomó y la temperatura rebasó los 40°C. Entramos al museo del sitio y a la salida nos tocó el espectáculo obligado, el vuelo de los voladores en plena zona arqueológica. reconozco que me emocioné aunque no deje de ser un espectáculo y haya perdido toda su connotación mística y religiosa que tuvo antaño. Ahora representa una forma de juntar algún dinero para los que lo hacen. A continuación unas fotografías a detalle del vuelo! Reparar en el detalle de sus ropas y bordados. El penacho resulta menos espectacular que aquél que utilizan en Cuetzálan.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El largo paseo y la temperatura obligaban a buscar refugio y una cerveza bien fría. caminamos hacia la carretera y cruzando a menos de 50 metros el Restaurante La Higuera nos recibió en su palapa con dos cervezas bien frías! Probamos unos tamalitos, unas gorditas de arvejón con hoja de aguacate y un molito dulce de la región. La comida deliciosa pero era hora de regresar al Pueblo para dar un último paseo.

Ya de regreso en el pueblo nos dirigimos al Museo de Teodoro Cano. Dicho museo tiene una interesante muestra de cuadros del autor, esculturas y fotografías de Papantla a inicios del siglo XX durante el esplendor de la vainilla. Las pinturas del autor son de tipo muralista, grandes motivos en combinaciones monocromáticos, exaltando la herencia totonaca de la región, sus bailes, comida, ferias y tradiciones. Lamentablemente ya no tenía pila mi celular por lo que no tengo fotografías del museo y sus obras, pero es motivo suficiente para picar su curiosidad y que busquen al Maestro Teodoro Cano y se deleiten con la visión y orgullo con el que retrata a su pueblo.

Vista trasera del Mercado Hidalgo

Tras visitar el museo el paseo llegaba a su fin. Paramos en Café Catedral para comprar pan para el regreso, compramos velas en el mercado, un par de orquídeas para ver si tenemos éxito y podemos algún día cosechar una vaina de vainilla. Finalmente recogimos nuestras cosas en el hotel y emprendimos camino a México. Aquí llega a su fin esta crónica de una escapada a Papantla y no se pierdan las siguientes dos entregas dedicadas a la vainilla y a la cerámica.